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miércoles, 19 de octubre de 2011

La estrategia del caracol



Hay cosas que hay que hacerlas para mantener viva la dignidad

“LA ESTRATEGIA DEL CARACOL” está llamada a figurar siempre entre las grandes películas colombianas, es de lo mejor que se ha hecho en toda Latinoamérica, y es la clase de filme que debería ver todo el mundo porque creo que nadie quedará impasible ante el encanto, la gracia y la fuerza creativa, emocional y comprometida que revelan sus protagonistas.

Queda aquí plasmado el vigor que puede alcanzar el pueblo cuando siente su paz resquebrajada, su dignidad pisoteada y sus derechos vulnerados. La palabra Unión adquiere aquí su sentido preciso, inconmensurable y eterno que nos demuestra de nuevo que, es sólo con el otro que uno puede salvarse o es también con el otro que puede condenarse. 


Se contrapone, con el debido respeto (y con la debida denuncia) el papel que juega en sociedad, la fe y el escepticismo, el derecho y la leguleyada, el respeto por toda vida o la decisión de terminarla… y así, el filme discurre -con un acerado humor que se ahoga en la crueldad- entre la solidaria convivencia de disímiles personajes y el afán de posesión de vulgares trapaceros; entre el amor y el desamor; y entre la disquisición de seguir con lo que se tiene o acogerse a unas leyes que defienden –antes que nada- los intereses de los “poderosos”.

Malicia pura, agudeza de ingenio, y una sorprendente estrategia que deja con la boca abierta hasta al más pintado, hacen de este filme de Sergio Cabrera, una obra imprescindible. 


Cada personaje tiene su propio carisma. Y esto comienza con el paisa (Luis Fernando Múnera) el hombre que decide contar a un periodista que se haya ante un nuevo desalojo, en que consiste lo que él llama “la estrategia de la clase inquilinal”. A él seguirá gente como don Jacinto (Fausto Cabrera, padre del director), el cerebro de la estrategia del caracol, para quien el bello tema de la “Carmen” de Georges Bizet, es como una analogía de los derechos que comienza a torear. El Dr. Romero (Frank Ramírez), el abogado al que le molesta que le llamen perro –en segunda acepción- pero que, en tercera, es sinónimo de su astucia para ampliar con agudeza los plazos que necesitan para lograr su cometido. Doña Trinidad (Delfina Guido), la fe andante que parece arruinarlo todo, pero luego demuestra que puede ofrecer otros resultados. Gabriel / Gabriela (Florina Lemaitre) el ser ambiguo y tierno que jugará un papel muy significativo. El cura Luis (Gustavo Angarita) quien no se cree ni lo que él mismo predica y ansía desnudar los deseos que lo acosan. Y doña Eulalia (Vicky Hernández) la dama leal hasta con la muerte. Y en la contraparte, el Dr. Honorio Mosquera (el autor del guión Humberto Dorado), se lleva las palmas con su desmadre en la asesoría.


Son muchos personajes, pero no sobra ninguno. Cada quien hace parte de una tela configurada con la maestría de una araña tejedora, y el conjunto, es una película plena de encanto, ejemplarizante, que exulta al pueblo y condena cualquier abuso que contra él pueda cometerse.

¡Unámonos, que la unión crea grandes resultados!  

                                              Luis Guillermo Cardona

Título original: La estrategia del caracol
País / Año: Colombia, 1993
Director: Sergio Cabrera
Guión: Humberto Dorado, (Colaboración: Jorge Goldenberg, Frank Ramírez) 
Fotografía: Carlos Congote
Música:Germán Arrieta
Intérpretes: Frank Ramírez ("Perro" Romero), Fausto Cabrera (Jacinto Ibarburen), Humberto Dorado (Honorio Mosquera), Florina Lemaitre (Gabriel/Gabriela), Vicky Hernández (Eulalia), Delfina Guido (Trinidad), Víctor Mallarino (Dr. Holguín), Luis Fernando Múnera (Gustavo Calle Isaza), Gustavo Angarita (Padre Luis), Saín Castro (Justo).

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